miércoles, 29 de septiembre de 2010

El último imperio cristiano



Hoy, los Estados Unidos de América son la mayor potencia del mundo, al menos en fuerza bruta, ya que tienen el mayor ejército del mundo, desplegado en muchos países al mismo tiempo, como Alemania, Italia, España, Japón, Afganistán, Irak, Colombia, Honduras y otros.
Al mismo tiempo, su economía es la mayor del mundo, aunque la suma de algunos países podría poner en peligro su dominio económico. En cambio, a nivel político, hay mucha gente en el mundo que les critica abiertamente, en público.

Para analizar la situación en que nos encontramos vale la pena tener en cuenta la historia de este imperio.
Cuando fueron enviados los primeros colonos desde Inglaterra, formaban parte del imperio Británico, uno de los grandes imperios cristianos. Tras el imperio franco, no hubo un imperio cristiano grande y fuerte hasta el imperio español, que persiguió a musulmanes y judíos para cristianizar España, y que fue el brazo armado de la iglesia católica en la lucha contra los cristianos rebeldes en Holanda. Los españoles, al llegar a América, no sólo mataban, violaban y conquistaban el territorio, robando sus recursos, sino que además cristianizaban a la población, ganando tierras, fieles e ingresos para la iglesia. En esto seguían la pauta iniciada por el primer imperio cristiano tras la caída del imperio romano, el imperio franco(el origen de la Francia actual). Igual que los francos cristianizaban a golpe de espada en Alemania e Inglaterra, los españoles obligaron a millones de personas a abandonar a sus dioses y a abrazar el cristianismo en América, desde California hasta Tierra del Fuego.

Los dos rivales más importantes en Europa eran Francia e Inglaterra. Cuando el imperio católico español se ha debilitado, desgastándose en matar a holandeses, estas dos potencias emergen como los nuevos amos. Francia e Inglaterra desarrollaron un nuevo modelo de imperio, el de las pequeñas colonias rodeadas de población indígena a la que se explota. De esta manera, se abandonaba el objetivo clásico de muchos imperios de la historia, no sólo de los cristianos: la expansión, o sea, la incorporación de las tierras conquistadas al estado conquistador, sin que se considere a sus habitantes extranjeros. A partir del momento de la conquista serían asimilados cultural y económicamente. En cambio, con los modelos francés y británico, lo que se busca es el negocio, la rentabilidad de la operación.
Con lo cual, nos hallamos ante un nuevo tipo de imperio en la historia, el llamado imperio colonial. Un imperio que ni se expande territorialmente, como los imperios anteriores en la historia, ni cristianiza a la población, como los anteriores imperios cristianos. De lo que se trata, con este modelo, es de ganar dinero. Y es precisamente cuando empieza la dominación de la burguesía en Europa con el derrocamiento de la nobleza terrateniente, en Francia con la revolución en 1789, el momento en el que el imperio británico se afianza tras haber vencido a Francia en India en una guerra (1756-1763), y cuando una de las posesiones más preciadas del creciente imperio británico, se independiza tras una revuelta de los colonos ingleses, en Norteamérica.
Es decir, justo cuando empiezan a desarrollarse y consolidarse los primeros imperios coloniales, surgen los Estados Unidos.

Estados Unidos proyecta adueñarse de la mayor parte de Norteamérica, para tener un gran territorio, con vastos recursos naturales, y que abarque ambas costas del continente, la atlántica y la pacífica. Por ello, había que conseguir el territorio poseído por los cristianos europeos: Francia, España y Inglaterra. Con Francia no hubo muchos problemas, en 1803 Estados Unidos les compró sus tierras. Con España, muy débil en ese momento, justo cuando todas sus colonias se independizaban, tampoco. Lo que no pudo ser comprado, fue conquistado por la fuerza, a México, en 1848. Entonces sólo faltaba colonizar, con habitantes, las nuevas tierras adquiridas. Eso sí, claro, después de masacrar a los indígenas.
Los pueblos autóctonos estaban sin un buen ejército (comparando con los ejércitos europeos y sus armas), y en general con poca población. A lo largo del siglo XIX Estados Unidos mata a la mayoría de la población, se apropia de sus tierras y encierra a los pocos que quedan en pequeñas reservas, haciendo, además de un genocidio, una limpieza étnica y creando los primeros campos de concentración a gran escala.

Habiendo ya creado el espacio deseado, se frena la expansión militar, y da comienzo el proyecto imperial estadounidense, desde un principio de tipo colonial y comercial.
Se inspiraban bastante en el modelo británico, si, al probar un modelo de dominación basado en la rentabilidad, pero introduciendo un nuevo matiz: ya ni siquiera se ocuparían militarmente las colonias deseadas, con una presencia militar en los momentos iniciales y una buena organización política y económica dentro del país deseado, es suficiente para dominar un país. Y más barato. Así se hizo en la guerra de Estados Unidos contra España, en 1898. Empezaron la guerra usando un montaje, hundiendo su barco "Maine", que estaba amarrado frente a La Habana, y culpando a los españoles. Le arrebatan sus últimas colonias de "ultramar", Cuba y Filipinas, tras vencer los soldados yanquis a la anticuada marina española (barcos de metal contra barcos de madera), apoyándose en los cubanos y filipinos colaboracionistas para sustituir el dominio español por el norteamericano. Ahora, todo se teje entre bastidores; formalmente, la república de Cuba proclama su independencia, en la práctica los hombres de negocios españoles son sustituidos por sus pares estadounidenses. El nuevo modelo imperial aparece ahora con claridad, en la fórmula de repúblicas independientes, con una pequeña o nula presencia militar imperial, pero que hacen negocios con la nueva metrópoli, U.S.A.

En cualquier caso, el nuevo matiz, la nueva característica distintiva del imperio estadounidense, es la propaganda. Por ejemplo, antes de invadir Cuba, arrebatándosela a los españoles, Estados Unidos criticaba los excesos de los españoles al reprimir a los separatistas cubanos, pidiendo contención. Era obvio que a los Estados Unidos no les importaban los derechos de los cubanos; lo que querían era dominar comercialmente ese país. Entonces, ¿porqué todas esas mentiras sobre la libertad y la independencia? Por una parte, se busca así el apoyo de una parte de la población cubana, que quizá, cansada de los españoles, y, en el caso de los terratenientes, asustada de lo que puedan hacer sus siervos, apoye a los nuevos amos, y, por otra parte, se busca el apoyo de la propia población estadounidense, presentando la guerra como una defensa de la libertad, o de los débiles ante algún agresor.
Esta es la diferencia fundamental con anteriores imperios y, en concreto, con los imperios coloniales francés y británico. Ningún imperio disimuló, a lo largo de la historia, que al invadir un país lo adquiría, se lo apropiaba, se lo quedaba. Cuando se proclamaba la república de Cuba, en 1898, había soldados estadounidenses en La Habana. Era una ficción. Estados Unidos presentaba a Cuba como un país independiente, cuando no lo era. Este modelo, de usar la propaganda sobre la falta de libertad antes de llegar al país, luego invadirlo, y finalmente presentarlo como un país que ha alcanzado la libertad gracias a Estados Unidos mediante unas elecciones controladas, ha sido aplicado en todas las invasiones realizadas por el imperio norteamericano.

Es interesante analizar desde esta perspectiva el mayor conflicto armado entre estadounidenses, la guerra llamada de "Secesión", entre 1861 y 1865. Aunque era un conflicto de intereses económicos, entre la burguesía industrial del norte y los terratenientes del sur, los del norte lo presentan como una cuestión moral, de defensa de los derechos de los negros-cuando lo que se deseaba era explotarles al igual que a los blancos- frente a los esclavistas del sur, que no querían igualar a los negros trabajadores con los blancos propietarios, además de presentarlo como una cuestión nacional, de defensa de la unidad nacional frente a un brote separatista, aunque tanto unos como otros fuesen nietos o bisnietos o tataranietos de colonos europeos cristianos, extranjeros por lo tanto. O sea, que la difusión de mentiras a gran escala para justificar una guerra, cuyo resultado, si es una victoria, traerá beneficios económicos, empieza entonces, en 1861, y es el precedente para las guerras futuras, en otras tierras.
En 1917, Estados Unidos interviene en la primera guerra mundial, enviando tropas a Europa por primera vez, el mismo año en el que triunfa la revolución socialista en Rusia. Se empieza a crear un ejército grande e importante, pero aún no es lo bastante potente para rivalizar con las potencias europeas, dominadoras de África y parte de Asia en esos años.

Cuando empieza la segunda guerra mundial, en 1939, diferentes sectores de las élites de Estados Unidos se alían con un objetivo común: participar en la guerra. Por una parte, los dirigentes políticos y militares, que ansían convertirse en una potencia mundial que rivalice con todos los países, y, si es posible, domine el mundo. Por otra parte, los ricos, que ven un inmenso negocio a su alcance, produciendo armas para un nuevo imperio mundial. Lógicamente, las posibilidades de crecimiento económico animan a los políticos a seguir el camino imperialista.
Primero, durante la fase inicial de la guerra, se intenta desarrollar y aumentar la industria de guerra vendiéndoles armas a británicos y alemanes, sin participar aún en la guerra. Luego, mediante un montaje, como en 1898, el de Pearl Harbour en 1941, los estadounidenses entran en la guerra. Sabían que la presencia de la flota en Hawai, en mitad del océano pacífico, la exponía a ser atacada por la aviación japonesa, y no había aviones aquel día en Hawai para proteger a la flota. A partir de ese año, empieza a crecer fuertemente la industria armamentística, su influencia en la política, la influencia de los militares en las decisiones políticas también crece, y en definitiva, crece también el poder estadounidense en el mundo. Desde entonces se empieza a hablar del "complejo militar-industrial", o sea una alianza de militares y fabricantes de armas cuyo objetivo es llevar a cabo una guerra permanente. En 1944 invaden la Francia gobernada por los alemanes y gran parte de Italia, y en 1945, parte de Alemania y Japón. Son los primeros, y hasta ahora los únicos, en utilizar una bomba atómica en una guerra, en 1945, en las ciudades japonesas de Hiroshima y Nagasaki, matando a unas 140.000 personas, que murieron por el bombardeo de Hiroshima, ya sea por la explosión o por los efectos de las quemaduras y la radiación, y más de 70.000 luego de la bomba que cayó en Nagasaki.

Tras el fin de la guerra, Estados Unidos ha ocupado militarmente Japón, parte de Alemania, Italia y otros países. En estos países, que han perdido la guerra, se crea una democracia amiga de Washington, y de la propiedad privada, y se establecen bases militares, además de vender allí los productos estadounidenses, ejercer un control político y cultural, etc.
El nuevo enemigo es la Unión Soviética, que ha ocupado Europa Oriental. Por ello, la propaganda cambia. Se pasa de luchar por la libertad contra la tiranía, a luchar por la libertad contra el comunismo. Como antes, se lucha por dominar el mundo. En la competencia a escala mundial que comienza entonces, Estados Unidos y la Unión Soviética tratan de influir a gobiernos, de apoderarse de países y sus recursos naturales, de convencer a sus poblaciones de las ventajas del capitalismo o el socialismo.

La primera guerra sucede en Corea, de 1950 a 1953, entre coreanos comunistas apoyados por China y coreanos capitalistas apoyados por Estados Unidos. Al final de la guerra, ninguno de los dos lados consigue aplastar al otro, ya que ambos cuentan con una ayuda exterior, con lo que se crean dos estados, la república de Corea, un satélite de Estados Unidos, capitalista y “democrática”, y la república popular democrática de Corea, un régimen de partido único aliado con China y la Unión Soviética, socialista y “democrática”. Estados Unidos consigue, por un lado, evitar la creación de un estado socialista en toda Corea, y, por otro lado, crear una base militar norteamericana en Corea, entre Japón y China. Aumenta así su presencia en la región, donde ya tiene bases militares en Japón, y controla, entre otros, a Taiwán, Filipinas y Australia.

Durante los años siguientes, Estados Unidos se enfrenta a rebeliones en sus dominios americanos. En América Latina, al ser la región del mundo cercana a Estados Unidos, el nivel de dominio es alto, mayor que en el resto del mundo. Las empresas norteamericanas se enriquecen en esos países, y los políticos locales dependen de Washington para tomar sus decisiones. En 1951, en Guatemala, el gobierno de Arbenz nacionaliza tierras propiedad de la United Fruit Co., una empresa estadounidense. En 1954, un grupo de exiliados, financiados por la CIA( los servicios secretos, de espionaje, de los Estados Unidos) invade Guatemala. El nuevo gobierno devuelve las tierras a la United Fruit. En 1959, triunfa una revolución en Cuba. Tras demostrar su independencia, el nuevo régimen se enfrenta a una invasión de exiliados, financiados, armados y entrenados por la CIA, que fracasa. Cuba se alinea entonces con la Unión Soviética. A partir de ese momento, crecen con fuerza los movimientos nacionalistas y socialistas en toda América Latina. Para mantener el control, Estados Unidos transforma las “democracias” en dictaduras militares. En Brasil en 1964, en Bolivia en 1971, en Uruguay en 1973, en Chile en 1973, y en Argentina en 1976.

A nivel interno, es decir, dentro de Estados Unidos, hay que tener en cuenta que aunque durante la segunda guerra mundial los dirigentes apuestan claramente por la dominación a nivel mundial, aún nos encontramos con un país que está aprovechando todas sus oportunidades para expandirse y conquistar nuevos territorios, pero todavía no es un imperio estable que administra sus posesiones. Al ir estabilizándose como fuerza imperial, en los primeros años después de la derrota de Alemania, Japón y Italia y el fin de la guerra, se desarrolla un conflicto interno en el nuevo imperio: por un lado los militares, deseosos de hacer más guerras y de influir más en la política y sus aliados, los fabricantes de armas, y por otro lado algunos políticos y artistas que defienden una cierta independencia del poder político respecto a la nueva coalición que la creación del imperio ha gestado, el complejo militar-industrial. Como era previsible, en ese conflicto vencería el complejo militar-industrial, con la colaboración de algunos políticos. El general Dwight D. Eisenhower, que había dirigido tropas en Europa durante la guerra, transformado en político, fue presidente de los Estados Unidos de 1953 a 1960. En su mensaje de despedida, emitido por la televisión, alertó del peligro para la libertad que suponía el complejo militar-industrial. O sea, tras reconocer que en el contexto de la guerra fría, el enfrentamiento indirecto entre Estados Unidos y la Unión Soviética, era necesario gastar mucho en tener un buen ejército, avisaba de los peligros que esto implicaba. El siguiente presidente, John F. Kennedy, murió asesinado en 1963, en Dallas, Texas, en Estados Unidos. Un solo hombre fue acusado del crimen, fue asesinado él también poco después, su asesino fue asimismo asesinado y, en definitiva, los responsables de la seguridad del presidente nunca fueron juzgados.
Kennedy se resistió a enviar más tropas a Vietnam del Sur, un estado capitalista débil que se enfrentaba a un fuerte movimiento socialista. En cuanto fue asesinado, su sucesor, su vicepresidente, Lyndon B. Johnson, firmó órdenes para enviar a miles de soldados más a Vietnam. La escalada militar fue justificada con otro montaje fabricado, el incidente de la bahía de Tonkin. Considerando quien se benefició de su muerte, parece razonable que el complejo militar-industrial, aliado con los servicios secretos, la CIA y el partido republicano-Nixon-y parte del partido demócrata-Lyndon B. Johnson- asesinara al presidente. Un montaje más, como los de Cuba en 1898, Pearl Harbour en 1941…aunque, eso sí, esta vez se rompía un tabú.
Podríamos afirmar que con el asesinato del presidente Kennedy en noviembre de 1963, se cierra una etapa, la del crecimiento y consolidación del imperio, la etapa inicial, y se abre otra, la de la gestión del imperio adquirido, controlado por todos los que se aliaron para acabar con Kennedy, sin arriesgarse a dejar la puerta abierta para que vuelva a llegar alguien que hable de la paz mundial y del diálogo, como hizo Kennedy en su discurso de investidura en enero de 1960. Si algo así prosperase, entonces sería posible el desarme de las naciones y la paz mundial.

Llegamos así a la segunda fase del imperialismo estadounidense, la de mantener las posesiones adquiridas: cuando la propaganda ha fallado, y se retiene un país por la fuerza, aunque se mantiene el teatro de la independencia de ese país, y los militares conservadores, protectores de los ricos, dicen ser independientes, se ve más claramente que en la “democracia” la influencia de Washington. Dominar un país durante mucho tiempo, va creando una clara conciencia, entre los habitantes del país, del hecho de estar dominados desde fuera. El imperio se desgasta, y se vuelve más difícil, y más caro, poseer a algunos países.

Durante los años de la guerra en Vietnam, de 1960 a 1975, se gastaron muchos miles de millones de dólares en matar vietnamitas. El resultado fue un fracaso, ya que la resistencia vietnamita triunfó y todo Vietnam, el norte y el sur, se unificaron en un solo estado socialista, en 1975. Ahora, para la industria armamentística, fue un negocio redondo. A nivel internacional, en el conflicto con la URSS, no sirvió para mejorar la posición estadounidense. Tanto a nivel interior como a nivel internacional, empeoró mucho la imagen de Estados Unidos como defensor de la libertad. El movimiento estadounidense contra la guerra fue fuerte, masivo y variado. En definitiva, las nuevas estrategias de los dirigentes del imperio, basándose en hacer la guerra, vender más armas, dominar más países y detener a todo el que proteste, supusieron el fracaso de la propaganda. Ahí empieza un cambio importante. Al crecer la conciencia de estar dominados desde fuera en algunos países, lo que se convierte en la cuestión principal de la lucha política es si se está con USA o contra USA. O si se prefiere decir así, con USA o con la URSS. Ésta pasa a ser la cuestión más importante en América Latina, en el mundo árabe y en algunos países asiáticos, como Irán o China.
En el mundo árabe, así como en el mundo islámico, al crear los sionistas su estado en 1948, para todos los judíos del mundo, en Palestina, expulsando para ello a más de la mitad de la población autóctona, a unos 700 000 palestinos y palestinas, y destruyendo más de 400 pueblos, barrios y aldeas palestinas, se crea un rechazo hacia el sionismo, hacia Israel, que influye en las políticas de esos países. Gran Bretaña, el moribundo imperio británico, es quien le regala Palestina a los judíos sionistas, pero luego la Unión Soviética, Francia y Estados Unidos apoyarán al proyecto sionista.

En Irán, en 1951, el gobierno presidido por M. H. Mosaddeq, nacionaliza el petróleo, perdiendo así el negocio la Anglo-Iranian Oil Company. En 1953, un golpe de estado, con la ayuda de la CIA, derroca a Mosaddeq y reinstaura un monarca, el Sha. La Anglo-Iranian vuelve, y la amistad y cooperación con Israel se intensifican.
Por todo ello, con el pasar de los años, la popularidad del Sha y de su régimen van disminuyendo, hasta que en 1979 triunfa una revolución, que proclama, tras la victoria en un referéndum, la república islámica. El ejemplo de Irán es una clara muestra del precio que tiene imponerse por la fuerza, como se hizo con el golpe de 1953. La conciencia de la población cambia, se siente dominada desde el extranjero. Es el fracaso de la propaganda.

Fin de la primera parte

Continuará

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